El adiós a “La Reina”

Este 2024 se tiró abajo el histórico edificio de la tienda La Reina. Las líneas que siguen intentan hacer un reconocimiento a quienes la mantuvieron en alto en su época gloriosa.

Uno de los negocios emblemáticos de la ciudad de San Jorge fue, sin dudas, la Tienda La Reina. Ubicada en la intersección de Irigoyen y Mitre, esta tienda hizo historia. Tenía mercadería de primer orden y la atención de sus empleados y dueños era siempre amable y acogedora. Muchos recordarán la firma “Búa y Rodríguez”: ellos iniciaron esta recordada tienda.

No trato de hacer aquí un exhaustivo análisis histórico ni nada que se le parezca… Sólo quiero dejar constancia de la trayectoria de este comercio, porque este año 2024 fue demolido su edificio. En ese lugar se abrirá otro emprendimiento.

Aparecen enseguida esos larguísimos mostradores de madera oscura adonde cortaban la tela o mostraban la ropa. Tijeras y reglas para medir, con sus centímetros y milímetros, reglas (¡por supuesto!) también de madera. Ojalá alguien pueda acercarme algún detalle, anécdota o acontecimiento y podamos construir entre todos este necesariamente incompleto recuerdo que esbozo ahora.

Seguramente son muchos los comercios de esta ciudad que hicieron historia. Casa Quaranta, Casa Boero (enorme centro de Ramos Generales, que también incluyó tienda entre sus rubros) y tantos otros igualmente importantes. Y los que siguen haciendo historia, como Casa Baroso. Sería interesante que quienes se dedican al estudio de hechos, sucesos y vida socio-cultural del pasado aporten información, datos, fechas… Todos merecen su propio espacio y su propio recuerdo. Nada más que, en este caso, intento rescatar del olvido a “La Reina”, de un modo sencillo y respetuoso, porque éste fue el primer año que no la vimos más, aunque hacía rato ya había cerrado sus puertas. El primer año, digo, sin su colosal cartel que decía: “Tienda La Reina”.

Con algo de melancolía, con nostalgia, ofrezco este reconocimiento a sus dueños, a los hijos de sus dueños, a sus nietos y a sus fieles empleados por la tarea incansable entre sus telas y botones. De mil tamaños e infinitos colores, los botones y las telas. Adiós a La Reina. Pero no a su recuerdo.